Ibagué y el departamento del Tolima atraviesan una de las tragedias sociales y políticas más grandes en su historia. Si miramos detenidamente los índices en desempleo, informalidad, escolaridad, acceso a la salud, pobreza y seguridad alimentaria, los datos son apabullantes. El bloque de poder, que se ha hecho en el gobierno, despilfarró completamente los recursos de la región. Aunado a esto, la pésima gestión administrativa durante décadas ha desangrado el departamento. Si bien realizar el análisis estadístico es esencial, no es el caso para el presente texto, el cual tiene como objetivo abrir la discusión sobre el fetiche de la unidad de los denominados sectores alternativos y de izquierda en Ibagué.
La unidad tiene sus límites y limitantes. Cuando no hay proyectos políticos claros de sociedad, las fisuras salen a la luz. Si observamos detenidamente lo que sucedió con el liviano movimiento Unidos por Ibagué, el interés particular se yuxtapuso al colectivo, así los voceros expresaran lo contrario. Quienes conformaron el proceso de unidad representaron fielmente lo que el filósofo español Gustavo Bueno en el Mito de la Izquierda describe como izquierda indefinida: proyectos de izquierda que no tienen un horizonte político concreto de sociedad. La izquierda indefinida de Unidos por Ibagué se inscribe en el progresismo: no gusta denominarse de izquierda, sino alternativa. De esta manera, esta izquierda es una alternativa hegemónica en el actual sistema de producción capitalista, es decir es el progresismo del capitalismo humano. Siguiendo a Bueno para este caso, es importante destacar que las izquierdas indefinidas son de carácter extravagantes, divagantes y fundamentalistas.
Si bien una de las crisis del movimiento político de unidad alternativa (indefinida) fue la falta de un proyecto y programa político concreto para Ibagué, encontramos inflexiones en sus alianzas, las cuales se traducen en limitantes. La fisura principal de la colectividad está en dos contrincantes que no han logrado limar sus diferencias: Marco Emilio Hincapié, quien representa diferentes organizaciones políticas; y Renzo Alexander García, cercano a los movimientos sociales ambientalistas y otras expresiones indefinidas por el peso del identitarismo. Cada uno de los aspirantes a la alcaldía estrecha relaciones de dudosas procedencias.
Hincapié estrechó lazos con la exdiputada por Cambio Radical, Nohora Ramírez, con motivo a las pasadas elecciones al Congreso de la República de Colombia; a quien le brindó su apoyo a nombre del Pacto Histórico. Para nadie es un secreto que Nohora Ramírez viene de la coalición del vergonzoso exalcalde de Ibagué, Luis H. Rodríguez; así lo demostró al no respaldar a Guillermo Alfonso Jaramillo a la Alcaldía de Ibagué para fundirse en la campaña de John Ésper Toledo (sucesor de Luis H.). Ramírez es hermana del ex alcalde de Ibagué Álvaro Ramírez Gómez (liberal santofimista), quien después fungió como diputado por el Partido Cambio Radical.
Los lazos con la familia Martínez no son nada saludables o, mejor aún, los lazos con Cambio Radical. Emilio Martínez, cacique de este grupo político, fue detenido por presuntos vínculos y financiación al paramilitarismo en el departamento del Tolima. Este suceso ocurrió siendo parte del Congreso de la República hacia el año 2008. Curiosamente, Marco Emilio apoyó la candidatura de Sandra Salazar Martínez en las pasadas elecciones al Congreso, hija de Rosmery Martínez y hermana de Emilio Martínez. David Racero, presidente actual de la Cámara de Representantes, en un trino por vía twitter en enero del 2018 denunció a Rosmery en su aspiración al senado bajo el hashtag #LosMismosDeSiempreEnCampaña por ser la hermana del cuestionado parapolítico tolimense.
Sandra Salazar Martínez (actual candidata al Concejo de Ibagué) en una entrevista al El Nuevo Día argumentó que por vínculos de sangre no puede ser juzgada, pero no desconoce que sus intereses políticos es seguir la herencia santista (progresismo capitalista o capitalismo humano); admitiendo –a su vez– que algunos sectores del uribismo la han apoyado en nombre del “cambio”. Lo sospechoso en este entramado no es su relación política con uno de los sectores del bloque de poder en la región (su familia), sino su indefinición y confusa postura política, lo que genera incertidumbre al interior de sectores de la izquierda. Recordemos que el bloque de poder sabe moverse camaleónicamente para no perder sus privilegios; incluso, está dispuesto a enarbolar proyectos de cambio en nombre de sus propios intereses.
Si por el lado de Marco Emilio Hincapié llueve, por el lado de Renzo Alexander García no escampa. Renzo durante un tiempo ha fortalecido los vínculos con el líder sindical de la CGT y miembro del Concejo Directivo de Comfenalco Tolima, Jaime Cortés. Jaime en su juventud perteneció a la Juventud Comunista Colombiana (JUCO). Él, siendo militante de esta organización conoció a Raúl Agudelo, quien sería después en las filas de las FARC-EP Olivo Saldaña, recordado por la falsa desmovilización de la Cacica la Gaitana Junto a Biófilo (Felipe Alejandro Salazar). Pasado un tiempo, María Fernanda Cabal, en un acto político, agradece a Jaime Cortés (Jaimito) por su papel protagónico al abrirle las puertas al Centro Democrático en algunos municipios del departamento del Tolima. Todo apunta a que Cortés agarra el violín con la Izquierda pero lo toca con la derecha. Uno de los papeles más destacados de Cortés en el departamento, además de ser líder sindical y representante del Concejo Directivo de Comfenalco, es su apoyo intrínseco al Movimiento Agrario Nuevo Liderazgo Campesino, organización creada con el sustento del Centro de Pensamiento Primero Colombia cuyo fundador es José Obdulio Gaviria (así Cortés lo niegue) y que se vió envuelta en el escándalo por el «supuesto falso desplazamiento» en la hacienda las Pavas, departamento de Bolívar.
El destacado periodista Daniel Coronell, hacia el año 2011 en la Revista Semana, develó como la derecha uribista empezó a tener injerencia en movimientos campesinos e indígenas como Nuevo Liderazgo Campesino y la OPIC para oponerse a las grandes movilizaciones que las organizaciones agrarias y étnicas impulsaron en esta época.
Dentro de las disputas entre colectividades de la llamada unidad por la alcaldía de Ibagué, Cortés se destacó por representar un sector del Polo Democrático que no quiso adherirse a la Campaña de Marco Emilio Hincapié. El papel protagónico en la indefinición política de la izquierda, posibilita el fomento de rupturas al interior de los movimientos sociales en vez de buscar canales de fortalecimiento de programas que respalden la voluntad de la gente. Nuevamente la indefinición camaleónica mueve sus fichas para sus propios intereses. Pareciera que quienes ostentan ejercicios de poder promueven fisuras, rupturas; garantizando de esta manera sostener intereses, privilegios; incluso, sus sombras más oscuras.
El ejercicio político de Unidos por Ibagué recuerda a Frank Underwood en House Of Cards cuando decía: «El camino hacia el poder está pavimentado de hipocresía», o también cuando Lord Varys en Game of Thrones, siendo asesor de reyes, expresaba: «El poder reside donde los hombres creen que reside. Es un truco. Una sombra en la pared». El poder no reside en sus gobernantes, sino en las sombras de quienes aspiran a ser gobierno. De allí la importancia de problematizar qué tipo de poder representan los gobernantes, el juego de las alianzas en el ejercicio de gobernabilidad puede jugar malas pasadas como sucede constantemente en la frágil coalición del gobierno nacional. Estos elementos son los limitantes.
Unidos por Ibagué fue incapaz de ofrecer un proyecto político serio a la ciudadanía, concretado en un programa de largo aliento. Surge entonces la necesidad de cobijarse en la oposición a ciertos sectores del bloque de poder (barretismo, hurtadismo), perdiendo de vista la necesidad de ser alternativa; podemos afirmar que ser oposición no es ser alternativa. De allí parte la necesidad de afianzar una propuesta seria que supere la indefinición política.
Lo cierto de este asunto es que los de abajo, los desposeídos, la población que no goza de alianzas politiqueras y que no tiene vínculos con quienes ostentan el poder en la región, no tienen otra alternativa que abrir el dialogo abierto y sincero, bajo la necesidad de forjar un programa definido regional, territorial, municipal, que responda a las necesidades de miles de personas que observan detenidamente el teatro del realismo político electoral.
En busca de fortuna y de placeres
Más siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos
Johann Wolfgang von Goethe