Fernando Vicente
Socialismo y Comunismo: trayectorias y diferencias*
«Las palabras socialismo y comunismo se usaron a veces como sinónimos y a veces para plantear el contraste entre proyectos».
IMAGEN: FERNANDO VICENTE
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Socialismo y Comunismo: trayectorias y diferencias*
«Las palabras socialismo y comunismo se usaron a veces como sinónimos y a veces para plantear el contraste entre proyectos».

Capitalismo y Socialismo

Las palabras socialismo y comunismo surgieron en el siglo XIX y al principio fueron usadas como sinónimos, pero con el tiempo empezaron a diferenciarse. El socialismo es una rica tradición de pensamiento y práctica política que contiene distintos puntos de vista y teorías.

Tanto el socialismo como el capitalismo conceden a los trabajadores el control legal de la fuerza de trabajo, pero el socialismo –a diferencia del capitalismo– requiere que la mayor parte de los medios de producción que los trabajadores utilizan para producir bienes y servicios estén bajo el control efectivo de los propios trabajadores, en lugar de estar en manos de los miembros de una clase capitalista diferente bajo cuya dirección deben trabajar (observen que dije en «manos de los trabajadores», algo que no necesariamente es sinónimo de que estén en manos del Estado). Se denomina socialismo al sistema social en el cual la mayoría de los medios de producción tienen esta característica y a la doctrina política que intenta establecer ese sistema. Vemos entonces que hay dos referentes posibles: o hablamos de un modo de organización social o hablamos de una doctrina política que lo propone.

Cuando se habla de medios de producción, la expresión refiere a grandes empresas, tierras o bienes naturales; no se incluyen los bienes personales, que pueden seguir siendo privados; y algunas versiones de socialismo tampoco incluyen empresas de pequeñas dimensiones.

La propiedad colectiva de los medios de producción no siempre implica propiedad Estatal, porque hay formas de propiedad colectiva que no están mediadas por el Estado. Por ejemplo, una cooperativa de trabajadores es una forma de organización socialista, porque los trabajadores ejercen acciones colectivas sobre los medios de producción; pero no es estatista. Por otro lado, la propiedad estatal y las intervenciones estatales no siempre implican socialismo. Por ejemplo, si una clase dominante controla el Estado y no existe un control democrático de los trabajadores, es una forma de estatismo, pero no de socialismo. Entonces, hay socialismo no estatista y hay estatismo no socialista.

Es importante entender las diferencias entre capitalismo y socialismo. El capitalismo es un sistema social que tiene tres características definitorias: primero, la mayor parte de los medios de producción, incluyendo empresas y bienes naturales, está bajo control privado; segundo, los trabajadores tienen la propiedad legal de su fuerza de trabajo y trabajan a cambio de un salario; tercero, los mercados son el principal mecanismo para regular la producción y para decidir cómo se invierte el excedente productivo.

Este tercer rasgo puede estar más o menos acentuado, porque las sociedades capitalistas suelen aplicar regulaciones que limitan los derechos de propiedad y el margen para la obtención de lucro. Algunos autores consideran que las regulaciones son estrategias no capitalistas y que su implementación genera un sistema híbrido, mientras que otros autores consideran que son subtipos del modo de organización capitalista.

En una sociedad capitalista la propiedad privada de los medios de producción genera una división de clases entre capitalistas y trabajadores. Los trabajadores deben vender su fuerza de trabajo a los capitalistas para ganarse la vida, mientras que los capitalistas controlan los medios de producción y pueden ganarse la vida sin vender su fuerza de trabajo. Los capitalistas tienen un poder asimétrico sobre lo que se produce, cómo se establecen los salarios y las condiciones de trabajo, y cómo fluye la inversión de la economía. La relación entre capitalistas y trabajadores puede implicar cooperación, pero también implica conflictos en el establecimiento de los salarios y las condiciones de trabajo […]

El Socialismo en el prisma conceptual

La definición mínima de socialismo se opone a la primera característica. En un sistema socialista la mayor parte de los medios de producción está bajo control social y democrático y no bajo control privado. Algunas versiones de socialismo permiten la propiedad privada de las pequeñas empresas y solo propone la propiedad colectiva de grandes empresas y bienes naturales.

Respecto a los otros dos rasgos existen distintas propuestas que generan distintas versiones de socialismo. Algunos socialistas rechazan al mercado, otros lo defienden. Los socialistas que rechazan el mercado argumentan que fomenta la codicia y el miedo a perder en la competencia, y lleva a que la producción se oriente a la obtención de lucro en lugar de satisfacer las necesidades humanas. En cambio, los socialistas que defienden al mercado argumentan que tiene ventajas sobre la planificación central y que es posible adoptar estrategias para resolver sus problemas.

Algunas versiones del se focalizan en cambios a pequeña escala, en cooperativas de trabajo o comunas; y otras se focalizan en cambios a gran escala, a nivel nacional o internacional. Algunas versiones proponen cambios graduales dentro de las instituciones y normas existentes, y otras proponen cambios revolucionarios que reemplacen esas instituciones y normas. Algunas versiones proponen reemplazar al mercado por modelos de planificación central, y otras proponen mantener el mercado […]

El Socialismo y la aparición del Comunismo

La palabra socialismo surgió en la década de 1830 en Gran Bretaña y Francia para designar las ideas de los denominados socialistas utópicos: Robert Owen, San Simón, Charles Fourier, Étienne Cabet y otros. En 1833 Pierre Leroux publicó un artículo titulado «Del individualismo y del Socialismo» en el que criticaba las posiciones individualistas extremas y socialistas extremas, y años más tarde aclaró que defendía un socialismo más moderado, compatible con los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Retrospectivamente, se pueden identificar diversos antecedentes de las ideas socialistas; por ejemplo, en las utopías de Tomás Moro y Campanela. Más tarde Engels llamó socialistas utópicos estos primeros autores y denominó socialismo científico a las propuestas de Marx y Engels; pero, esta distinción puede cuestionarse porque los primeros socialistas también pusieron a prueba varias de sus ideas en experiencias concretas; y Marx y Engels también imaginaron modelos ideales para el futuro, delinearon en algunos bosquejos; aunque no hicieron grandes desarrollos de cómo iba a ser la sociedad futura.

La palabra comunismo surgió en Francia en la década de 1840. Muchos otros usaban las palabras socialismo y comunismo como sinónimos, pero algunos empezaron a asociar la palabra comunismo con la lucha de clases y el proyecto revolucionario. Marx y Engels aceptaron esta distinción para nombrar la liga de los comunistas de 1847 y al manifiesto comunista de 1848. Años más tarde en el prefacio de 1888, al manifiesto comunista, Engels escribió:

«Sin embargo, cuando fue escrito no pudimos titularlo manifiesto socialista. En 1847 se llamaban socialistas, por una parte, todos los adeptos a los diferentes sistemas utópicos: los owenistas en Inglaterra y los fourieristas en Francia, reducidos ya a meras sectas y en proceso de extinción paulatina; de otra parte, toda suerte de curanderos sociales que prometían suprimir, con sus diferentes emplastos, las lacras sociales sin dañar al capital y a la ganancia; en ambos casos, gente que se llaman fuera del movimiento obrero y que buscaban apoyo más bien en las clases instruidas. En cambio la parte de la clase obrera que había llegado al convencimiento de la insuficiencia de las simples revoluciones políticas y proclamaba la necesidad de transformación fundamental de toda la sociedad, se llamaba entonces comunista; era un comunismo rudimentario y tosco puramente instintivo, sin embargo supo percibir lo más importante y se mostró suficientemente fuerte en la clase obrera para producir el comunismo utópico de Cadete en Francia y de Waiting en Alemania. Así el socialismo en 1847 era un movimiento de la clase burguesa y el comunismo lo era de la clase obrera. El socialismo era al menos en el continente cosa respetable, el comunismo todo lo contrario. Y como nosotros manteníamos desde un principio que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase misma, de la clase obrera misma; para nosotros no podía haber duda alguna de cuál de las dos denominaciones había que elegir, más aún –dice– después no se nos ha ocurrido jamás renunciar a ella».

Después de 1848, las palabras socialismo y comunismo se usaron a veces como sinónimos y a veces para plantear el contraste entre proyectos reformistas y revolucionarios. Cuando se hacía el contraste, se solía denominar comunismo al proyecto revolucionario y socialismo al proyecto reformista. En 1864 se organizó la primera Asociación Internacional e Trabajadores y surgieron tensiones entre los distintos proyectos de socialismo. Los marxistas buscaban conquistar el poder del Estado mediante la revolución armada, mientras que los anarquistas proponían organizarse en cooperativas y sindicatos. En 1872, la asociación expulsó a los anarquistas.

En 1875, Marx escribió su crítica al programa de Gotta, donde cuestionó el proyecto de fusión de dos partidos socialistas de Alemania. En ese texto, Marx propuso un modelo de dos fases para el paso de la sociedad capitalista a la sociedad comunista. En la primera fase el productor individual obtiene mercancías según su trabajo y en la segunda fase o fase superior el productor individual obtiene mercancías según sus necesidades. La primera fase la sociedad entrega a la persona un bono según la cantidad de trabajo que aportó y la persona saca de los depósitos sociales de medios de consumo la parte equivalente a la cantidad de trabajo que aportó. La distribución proporcional al trabajo se mide por el mismo rasero: la cantidad de trabajo y es más igualitaria que la distribución en el capitalismo que promete retribuir según méritos y esfuerzos; pero, de hecho, distribuye en función de la división de clases. La primera fase tiene defectos, porque no tiene en cuenta las diferencias de capacidades y necesidades, pero Marx afirma que es una etapa inevitable.

En 1917, Lenin escribió Estado y Revolución donde llamó socialismo a la primera fase y comunismo a la fase superior. Aquí aparece, entonces, un nuevo significado. El comunismo refiere a la etapa final y el socialismo refiere a la etapa intermedia. Siguiendo esta distinción de Lenin, se decía que la Unión Soviética era socialista porque aún estaba en la etapa intermedia del socialismo y que un partido y su doctrina eran comunistas porque buscaban acercarse a la etapa final del comunismo.

En 1917 fue la revolución rusa. Desde 1921 hasta 1928, la Unión Soviética aplicó una economía mixta llamada NEP (Nueva Economía Política), que combinaba la economía de mercado y la planificación central. En 1928, esa estrategia fue reemplazada por una planificación central con planes quinquenales. En la etapa inicial desde la revolución hasta 1950 en muy poco tiempo la Unión Soviética pasó de ser una sociedad agraria a una potencia Industrial. En las siguientes décadas, la economía soviética entró en una fase de estancamiento y crisis que llegó a la caída del comunismo soviético en 1991.

A partir de la revolución rusa, algunos socialistas adoptaron el modelo soviético de revolución, planificación central y gobierno de partido único; otros socialistas mantuvieron proyectos de cambio hacia un socialismo, pero cuestionaron el autoritarismo y la planificación central del modelo soviético; y otros abandonaron el proyecto de un cambio profundo y se focalizaron en proponer reformas parciales dentro del capitalismo. (El adjetivo social-demócrata suele usarse para identificar a este último grupo y las llamadas social-democracias, [que] en definitiva legítima el capitalismo sin cuestionar la extracción de plusvalía ni la explotación).

Algunas críticas a la Unión Soviética plantearon que implementó un capitalismo de Estado, en el cual la burocracia estatal era la nueva clase dominante y que por esa razón no cumplía el ideal socialista de eliminar la división de clases.

En 1949 fue la Revolución China. En las primeras décadas el Partido Comunista Chino implementó un modelo de planificación central, pero desde 1978 adoptó un modelo de economía mixta con una economía de mercado controlada por el Estado.

Durante el siglo XX, diversos países capitalistas implementaron políticas de Estado y bienestar propuestos por partidos social-demócratas o socio-liberales. Esos cambios fueron impulsados por la amenaza de una revolución comunista desde 1917, la crisis financiera mundial de 1929 y la Guerra Fría desde 1945. El sistema capitalista con Estado asistencial no es un modo de organización socialista, porque sigue teniendo desigualdades y división de clases. Las desigualdades correlacionan en todo el mundo con número de homicidios y ruptura de lazos social. Algunos consideran a la social-democracia un tipo de economía mixta, que puede incorporar algunas estrategias socialistas; y otros creen que, en esencia, es un modelo capitalista, porque no se remueven las estructuras básicas de la inequidad.

Desde 1980 hubo un retorno del liberalismo de libre mercado: primero en EE.UU., Inglaterra y Chile; luego en otros países latinoamericanos, europeos y asiáticos que desplazó a los gobiernos social-demócratas y socio-liberales, desmanteló las políticas de Estado de Bienestar y generó un incremento de la desigualdad. En 1989, cayó el muro de Berlín y en 1991 cayó la Unión Soviética. Pero el comunismo se mantuvo en Cuba, China, Laos, Vietnam y Corea del Norte. Estos cambios generaron una crisis en el movimiento socialista.

En 1992 el politólogo estadounidense Francis Fukuyama planteó que la lucha de ideologías había terminado y que la economía de libre mercado se había impuesto a nivel mundial. Sin embargo, en el 2008 el colapso de la burbuja Inmobiliaria en los EE.UU. provocó una crisis a nivel mundial, que generó nuevas críticas al capitalismo y nuevas propuestas de alternativa socialista.


* Fragmentos del video-post titulado Diferencias entre Socialismo y Comunismo de Roxana Kreimer del 5 de febrero de 2023, transcrito por el Comité Editorial de Común y Corriente.

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