A finales de los años 60, en Estados Unidos existió un movimiento por los derechos civiles que devino en partido poco después, quienes llevarían la voz del pueblo afroamericano a los estratos más altos del gobierno. Sin embargo, su carácter firme y revolucionario lo volvería el enemigo público número uno del Estado.
Hace no mucho tiempo se produjo un estallido social que tuvo como eje principal a la comunidad afroestadounidense: la protesta por la muerte de George Floyd y sobre la que se habló mucho al respecto. En reglas generales, las discusiones parecían siempre omitir un aspecto importantísimo para entender el porqué de la volatilidad popular en torno a estas cuestiones. La comunidad afroamericana, quien históricamente siempre se llevó la peor parte del racismo sistémico de su sociedad, no es la primera vez que tuvo que salir a la calle en busca de justicia. De hecho, hace no mucho tiempo consiguieron organizarse en un partido que supo no solo cuestionar el establishment político de finales de los años sesenta, sino que también, a lo largo del tiempo, captar la simpatía de una porción significativa de la población general: desde Marlon Brando hasta Tupac Shakur. Hoy vamos a hablar del partido Pantera Negra.
The Black Panther Party
El panorama político estadounidense de los años sesenta es algo de lo que poco se habla, pero que marcó un punto de referencia en su historia reciente. Una década marcada a fuego por las tensiones políticas, donde en el panorama internacional se había llegado al punto más profundo de la guerra fría con la crisis de los misiles, y el desenlace de la guerra de Vietnam había empezado a volverse cada vez más negro para los estadounidenses. El asesinato del presidente Kennedy, los movimientos pacifistas del hippismo y por sobre todo una izquierda local que, en todo su espectro y a pesar de los intentos de disuadirla mediante operaciones negras por parte de las agencias de inteligencia, había empezado a pisar cada vez más fuerte; y el movimiento negro fue uno de ellos.
Hasta aquel entonces, y si bien la esclavitud había sido abolida hacía casi cien años, las políticas blancas de segregación eran todavía defendidas por los rezagos de las todavía vigentes leyes Jim Crow. Un apartheid olvidado por muchos donde la lucha por su abolición traería nombres como los del mismísimo Martin Luther King o Malcolm X a primera plana.
Del primero, todos escuchamos su nombre, hasta tiene su propio día festivo en el calendario oficial estadounidense; autor del famoso discurso I have a dream, que consiguió tocar los corazones de una sociedad que hasta aquel entonces hacia oídos sordos a los reclamos de la población negra y a las injusticias a las que era sometida todos los días de su vida. Pero el otro, Malcolm X, no consiguió ser tan popular, principalmente porque muchas de sus declaraciones eran bastante más combativas para con los blancos en contraste con Luther King. Él era un predicador religioso, de la fe Islam más específicamente, que defendía la idea de que los negros no solo deberían limitar sus esfuerzos en que los blancos escuchen sus demandas, sino que también deberían responder de la misma forma en que eran tratados; es decir, fomentar la autodefensa del pueblo afroamericano tanto por parte de las agresiones propiciadas por el gobierno como parte de los blancos en general; razón por la cual su discurso era problemático con el Estado, sino que también simpatizó con muchos líderes mundiales enemistados políticamente con Estados Unidos. Él se reconoció así mismo como un comunista, razón por la que el FBI le abrió un expediente en 1953. Pero Malcolm X solo fue un instigador de un conjunto de ideas que ya estaban empezando a gestarse dentro de los barrios negros. En el caso de las Panteras Negras encontrarían en el socialismo revolucionario la respuesta a un gobierno que no paraba de amedrentar contra su gente y su ejecución no sería tan utilitaria para el establishment blanco de la época como el sueño el sueño políticamente correcto de Martin Luther King.
El movimiento
Para cuando este grupo empezó a gestarse en 1966, las ideas de Malcolm X ya no eran más que un recuerdo. Este había sido asesinado en 1965 presuntamente por tres miembros de la nación Islam, religión que le propio Malcolm profesaba, como dije anteriormente. Y no muchos años después Martin Luther King Jr. tendría el mismo destino, pero a manos de un supremacista blanco; aunque existen varias alegaciones de conspiración que apuntan hacia un móvil político, pero esa es otra historia. Este último promovía la desobediencia civil y la no-violencia, idea que le partido Pantera Negra claramente no compartía, transformando esta característica como un pilar esencial en su forma de hacer política.
En sus inicios, por octubre de 1966, su principal actividad era la de formar patrullas civiles armadas en un intento de apañar la brutalidad policial que azotaba la ciudad de Oakland, en California, contra los afroamericanos. Este grupo empezó a fomentar la autodefensa del pueblo negro, incitando a la población negra a ejercer el derecho constitucional de los Estados Unidos a poseer armas, de la misma forma en la que lo hacían los blancos. (Es importante resalta que por aquellos tiempos… y eras negro y alguien por alguna razón le molestaba tu presencia en un supermercado, por ejemplo, casi tenía el derecho de darte una paliza y sacarte a patadas del lugar; y si bien no era legal, rara vez serías escuchado por la policía y mucho menos que la persona que te golpeó sufra alguna consecuencia; y defenderse… no, eso no era una opción, ibas a ir directo a la cárcel). Si bien su objetivo no era atacar a alguien en primer lugar de sentirse acorralados o en peligro, responderían ferozmente y sin piedad a su agresor, de la misma forma en la que lo hace una pantera; filosofía que los unía con la idea de la autodefensa de Malcolm X. Pero poco a poco esta suerte de guardia civil empezó a mutar en todo un movimiento político, cuya militancia trascendió más allá de la seguridad de los barrios.
Entre sus acciones sociales se destacaba el programa de desayuno para los niños, la habilitación de clínicas gratuitas para la población y la lucha en contra de las drogas, un mal que alienaba todavía más a los jóvenes y adultos dentro de los barrios. Además, y teniendo en cuenta el escaso acceso que los negros tenían a la educación, desde el Black Panther Party se impartían clases gratuitas de Derecho y Economía, autodefensa y primeros auxilios. Su función ya no era únicamente el de armar al pueblo afroamericano, sino que la de llevar adelante una revolución cultural, valores que transcriban mediante diez máximas o puntos que articulaban todo el pensamiento del movimiento:
- Queremos libertad, queremos el poder para determinar el destino de nuestra comunidades negras oprimidas,
- Queremos pleno empleo para nuestra gente,
- Queremos el fin del robo a nuestras comunidades negras oprimidas por parte de los capitalistas,
- Queremos viviendas decentes dignas de resguardar a seres humanos,
- Queremos educación decente para nuestra gente, que exponga la verdadera naturaleza decadente de esta sociedad norteamericana; queremos una educación que nos enseñe nuestra verdadera historia y nuestro papel en la sociedad actual,
- Queremos el cuidado de la salud completamente gratis para todos los negros y oprimidos,
- Queremos el fin inmediato de la brutalidad policial y del asesinato de negros, de otra gente de color y de todos los oprimidos en los Estados Unidos,
- Queremos el fin inmediato de la guerras de agresión,
- Queremos la libertad para todos los negros y las personas oprimidas actualmente retenidas en prisiones federales norteamericanas, estatales, de condado o militares; queremos juicios con jurados paritarios para todas las personas acusadas de crímenes bajo la ley de este país, y
- Queremos tierra, pan, vivienda, educación, vestimenta, justicia y el control de las tecnologías modernas por parte de las comunidades de personas.
Persecución final
Ahora, nuevamente ubiquémonos a finales de los años 60. En un contexto como este, el The Black Panther Party era problemático para el gobierno de los Estados Unidos por varios motivos.
Primero, porque cuestionaba el monopolio del uso de la fuerza legítima por parte del Estado. Un grupo armado siempre es peligroso y muchos más cuando quienes toman las armas son un personas de un sector marginado receloso por las propias políticas estatales.
Segundo, su carácter socialista y revolucionario. Si bien hasta el día de hoy los principios de solidaridad y de comunitarismo no son del todo bien vistos en la sociedad norteamericana, y aunque estos puedan ser ejercidos desde espacios apolíticos, durante este periodo de profunda guerra fría cualquier indicio de este tipo de pensamiento pudiese ser fácilmente tratado como una tendencia al comunismo. Y a pesar de que las Panteras Negras se identificaban como parte de la izquierda revolucionaria, el implantar este tipo de pensamiento en un sector tan amplio de la sociedad, según el gobierno, podía tener consecuencias en el estilo de vida estadounidense solamente por una cuestión de visibilización.
Y por último, durante su apogeo en 1970, consiguieron tener presencia en casi setenta ciudades de todo el país y miles de personas apoyándolo el movimiento, además de la simpatía y el aval de otros movimientos y partidos de izquierda; razón por la que el propio FBI decidió tomar cartas en el asunto. Al mando de J. Edgar Hoover, la oficina de investigación declaró al partido la mayor amenaza interna para para la seguridad del país y supervisó, mediante el Co.Intel.Pro, un programa de Contrainteligencia, que mediante tácticas de vigilancia e infiltración, perjurio, acoso policial y muchas otra que en la mayoría de ocasiones incursionaba en lo ilegal, se intentó socavar la imagen y el liderazgo del partido, con lo que se buscó incriminar y desacreditar a sus militantes para así poder desarticular al partido mediante la criminalización de este. Pero no solamente se limitaron a la propaganda negra. Durante este proceso se llegó a la detención y al asesinato de varios miembros de los que resalta el nombre de Fred Hampton, muero a balazos por el FBI mientras dormía; o al de Bobby Seale involucrado forzosamente al juicio de los Chicago Seven, suceso del que ya hablé en otro video y en el cual fue sometido a humillaciones propias de un sistema judicial tan racista como las leyes Jim Crow.
Para 1970, los infiltrados del FBI ya se habían encargado de producir suficiente desconfianza entre los miembros del partido como para empezar a sabotearlo desde adentro. Desde provocar expulsiones hasta involucrarlos en actividades ilegales como el tráfico de drogas y extorción a los comerciantes de la ciudad de Oakland, lo que y de la mano de la prensa se encargaron de poco a poco hacerle perder el que tanto esfuerzo le había costado al The Black Panther Party durante los últimos años ganarse.
Para el año 1980, el partido apenas contaba con veintisiete miembros, a pesar de que no hacía más de diez años atrás habían superado los cinco mil miembros activos. Al día de la fecha, la historia del partido aún es motivo de controversias. Aunque los estudios siempre caracterizaron al partido Pantera Negra como la más influyente organización y el más fuerte vínculo entre la liberación y la lucha nacional de los afroamericanos y los opositores al imperialismo estadounidense, otros siguen replicando la propaganda producida por la operaciones negras ya blanqueadas por el FBI, acusando a sus miembros de ser más criminales que políticos. Lamentablemente, para las Panteras Negras, y a cincuenta años del comienzo del declive del movimiento, sus diez puntos todavía son una deuda vigente tanto por el Estado como de la sociedad estadounidense.
* Audio-post de Juan Felipe Salguero (Café Kyoto) del 21 de abril de 2021, y transcrito por el Comité Editorial del Común y Corriente.