Hace poco salió a la luz pública una noticia sobre la incautación de 4.5 toneladas de cocaína en una embarcación que también transportaba más de 1.700 cabezas de ganado bovino (vacas). La confiscación se llevó a cabo por autoridades españolas, que ya tenían sospechas desde el año 2020; pues, dicha embarcación ya había sido detenida con el fin de ser inspeccionada en similares circunstancias.

En entrevista con Juan Pablo Calvás en la WRadio, José Félix Lafourie, presidente de Fedegán y máxima cabeza del gremio ganadero en el país, aceptó –sin sonrojarse– sus vínculos estrechos con la empresa exportadora vinculada a esta incautación, Frontera Vacana: «conozco a los señores de Frontera Vacana. Los he acompañado en más de una oportunidad cuando se hacen ferias internacionales, especialmente, en Dubai». En la misma entrevista, Lafourie también acepta el vínculo de la federación ganadera con esta empresa: «Fedegán, a todo aquel que está haciendo un esfuerzo exportador, lo acompaña y le brinda todo el apoyo que le fuera necesario. Por consiguiente, para mí no es desconocido, saber quiénes son los dueños de Frontera Vacana».

Más allá de las relaciones delincuenciales de una de las personalidades más siniestras y controversiales en la historia reciente del país (lo cual ya no sorprende a nadie), lo preocupante del asunto es la impunidad y el lavado de cara con el que cabalga, ayudado desde el gobierno nacional –ojalá sin intención–, con el discurso y el sofisma de la llamada «Paz total». Con este cuento han firmado un acuerdo con los mayores patrocinadores y creadores de grupos paramilitares en Colombia y despojadores de tierras (dicho por la Comisión de la Verdad y por varios académicos e investigadores sobre la materia entre los cuales se encuentra Darío Fajardo, firmante de dicho acuerdo en representación del gobierno nacional).

Ahora, se les da mayor estatus a ganaderos conformadores de paramilitares que a insurgencias revolucionarias cuyo origen, desarrollo y continuidad son de naturaleza netamente política y no delincuencial, como el gobierno ha querido equiparar a unos y otros. Ahora resulta que el señor Lafourie es fundamental en la construcción de la paz total, de la reforma agraria y en la reconciliación del país; mientras sus amistades y lavaperros siguen exportando cocaína, amenazando, intimidando y desplazando a campesinos de sus tierras.

¿Acaso no ve el gobierno nacional que las palabras de Lafourie son un sofisma a la opinión pública? ¿Acaso no se dan cuenta que van 12 masacres en el primer mes del año? ¿No se dan cuenta que ya van 9 lideres sociales asesinados? ¿Cuántos desplazamientos a comunidades en los campos se necesita para ponerle tatequieto al paramilitarismo auspiciado por el bloque de poder contrainsurgente?

Ñapa

Unos listados publicados por el periodista Gonzálo Guillén^[1] y realizados aparentemente por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), dan cuenta de las fincas involucradas en la incautación de las 4.5 toneladas de cocaína por autoridades españolas. ¿A que no adivinan qué finca hace parte del listado? ¡Exacto! La famosísima finca El Ubérrimo, propiedad del expresidente, Voldemort y Gran colombiano, Álvaro Uribe Vélez.

[1] Ver twitter: https://twitter.com/HELIODOPTERO/status/1620122220986257410