Quizás muchos de quienes mueven sus melenas y poguean en los toques ignoren que detrás del rock, también hay bastantes luchas que se libraron contra la cultura dominante de la época y contra la censura, el prohibicionismo, la estigmatización y criminalización de una música que por génesis es rebelde y contestataria.
El 19 de septiembre se cumplieron 35 años de uno de los momentos más importantes en la historia del rock y la cultura musical; la histórica defensa del rock que realizara Dee Snider, vocalista de la banda de Heavy Metal (pues su vocalista no gustaba del apelativo Glam Metal) Twisted Sister, ante la arremetida por parte de los medios, pastores, curas, medios, políticos y sectores de la sociedad estadounidense, “defensores de la moral y las buenas costumbres”, que veían en el rock una nefasta enseñanza y una incitación a la violencia física y sexual, así como un contenido malévolo, por no decir satánico, el cual debía ser censurado y prohibido.
En un día septembrino, una figura no tan masculina ingresaba por la puerta del estrado judicial; con abundante cabellera amarilla, pantalones entubados, tenis clásicos y chaleco en jean, caminó por toda la recámara ante la impávida vista del público compuesto por periodistas, jurados y demás asistentes al tribunal. De su bolsillo trasero, sacó una hoja blanca con lo que parecía unos apuntes. Cual niño malo de escuela, empezó a desdoblar dicha hoja y a pronunciar un discurso que quedaría en la memoria no sólo de los presentes en aquella sala, sino por la sociedad estadounidense, los seguidores del rock y, sobre todo, por los amantes de la libertad.
Corrían los años de la Guerra Fría y la sociedad estadounidense asistía a un cambio producto de la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación (tics). El movimiento hippie, había desaparecido prácticamente hacía dos décadas, y el movimiento punk transitaba por su ocaso. Eran los años dorados del hard rock y el heavy metal. El sexo, drogas y rock and roll se convertía en una etiqueta de esta escena y la estética disruptiva de bandas como Queen, Kiss, Deff Leppard o de la música Glam se tomaban la atención del nuevo público musical. Alice Cooper, Dio, Iron Maiden, Metallica, Black Sabbath, The Rolling Stone y otras más, resonaban en las grabadoras y tocadiscos de la juventud con un aire de inconformismo y rebeldía. Pero también eran los años de la censura, de la cacería de brujas y del miedo a un cambio cultural que parecía revivir la revolución cultural y el mayo del 68.
La polémica en la década de los ochenta la planteó un grupo de santurrones y mojigatos, con ínfulas de policías morales organizados en Parents Music Resource Center fundado por Tipper Gore, esposa del exvicepresidente Al Gore. Este grupo, organizó una lista de canciones que consideraban inmorales y peligrosas para la infancia y la juventud estadounidense. Aquel grupo, tuvo gran resonancia en los medios de comunicación y en los círculos de poder, por el vínculo que tenía Tipper Gore con la clase política norteamericana del partido demócrata. Obviamente no tuvo que hacer mucho esfuerzo para que los republicanos le dieran el visto bueno a la petición de censura y prohibición. Todo esto llevó a que varios sellos discográficos, dejaran de producir música que “atentara contra las buenas costumbres del pueblo estadounidense”.
Debido a esa presión a la que se vieron sometidos los artistas y la escena rockera, un grupo de tres exponentes del género como Frank Zappa, John Denver y el mencionado Dee Snider, tomaron la batuta y contra los pronósticos y comentarios de otros grandes exponentes como Alice Cooper y Dio, decidieron hacer frente a la campaña de censura. Fue Dee Snider, como lo muestra el documental El viaje de un metalero, quien lideró al grupo y pronunció un discurso que expresó toda la inteligencia, cordura, sensatez y argumentos que casi nadie esperaba de una persona con la pinta de Snider.
Todos esperaban un discurso inmaduro, rebelde y pasado por palabrotas; realmente, en su discurso Dee Snider se presentó como un hombre de familia y con principios cristianos. Eso, aunque generó las críticas de varios artistas rockeros, sirvió como base para que la audiencia bajara la guardia y se convenciera de aquellas palabras. Snider dDijo que los mensajes obscenos de los que se le acusaba eran fantasías salidas de la cabeza de la señora Gore y que los únicos que debían decidir sobre lo que es conveniente o no para los niños son sus propios padres y no un grupo que se arrogara de representar la buena moral estadounidense. En suma, y poniéndolo en términos del derecho colombiano, defendió la libertad de expresión, el libre desarrollo de la personalidad y la libertad de cultos. Su lucha no era la de él mismo, sino la de una cultura, o más bien, contracultura que se empezaba a constituir por su irreverencia, rebeldía y disrupción con la cultura dominante occidental. Los de Snider fue apenas un acto enmarcado en un contexto de rebeldía que representaba el rock.
Se puede decir que, gracias a este valiente personaje, no se llevó a cabo la prohibición y la censura, aunque se impuso un sello de advertencia de contenido (Parental Advisory) a los discos durante este proceso por parte de la Recording Industry Association of America (RIIA). Quizás muchos de quienes mueven sus melenas y poguean en los toques ignoren que detrás del rock, también hay bastantes luchas que se libraron contra la cultura dominante de la época y contra la censura, el prohibicionismo, la estigmatización y criminalización de una música que por génesis es rebelde y contestataria. Son muchas las batallas que ha librado la escena del rock, pues cada letra, cada concierto, cada entrevista, cada festival y cada producción representan una lucha de miles de artistas que aquí se han omitido pero que han construido la historia contestaria del rock. ¡Larga vida al Rock!