El conflicto entre el Estado de Israel y el pueblo Palestino asiste a un recrudecimiento sin límites. El ataque Hamas el 7 de octubre de 2023 y la respuesta de Israel, que se extiende hasta el presente, ha dividido al mundo. Mientras el gobierno norteamericano atiza el conflicto con la complacencia de mandatarios de otros países entre los que se destaca el de Argentina, en diferentes latitudes las voces en contra del genocidio palestino no son pocas.
El presidente Gustavo Petro fue uno de los primeros en manifestar su desacuerdo con el accionar del gobierno israelí. Después de la acción militar desplegada por el Estado de Israel al día siguiente del fatídico 7 de octubre, él puso a consideración las relaciones con ese país, lo cual desató una crisis diplomática atizada por los medios y varios líderes de opinión nacional. Aunque esto había quedado en puntos suspensivos, el pasado 2 de mayo dicha determinación fue puesta en marcha por el mandatario colombiano, en razón a la negativa del Estado de Israel por explorar una salida no violenta al conflicto.
A propósito de la tensión diplomática, los medios de información y comunicación han jugado un papel importante en la formación de una opinión sobre la postura del presidente Petro frente a Israel. La Revista Semana, que no se presenta al margen de las partes del conflicto, en varias oportunidades ha abordado, analizado y cuestionado la determinación del mandatario de Colombia. De hecho, en un artículo del 1 de noviembre de 2023, el medio puso en entredicho el posicionamiento del presidente, desviando la atención hacia un foco diferente para construir una representación maliciosa de él y desacreditarlo como mandatario.
Con título «Crisis diplomática con Israel: la historia de cómo el M-19 atentó dos veces contra embajada de ese país, cuando Petro militaba en esas filas», Semana introduce un tema nada relacionado con el presente diplomático de los dos países; esto después de una entrevista al expresidente Iván Duque en la que subraya su desacuerdo con la posición de Petro frente a Israel y menciona su pasado. El trabajo del periodista Santiago Ángel, quien también es citado en la nota y quien reconstruyó una «versión» de la historia de los atentados contra la embajada de Israel en Colombia, fue utilizado por la revista para profundizar el sesgo planteado por Duque y construir una imagen negativa del presidente.
La arremetida de Semana inicia y descansa en «reinterpretación» del pasado del presidente. Una de las formas a través de las cuales lo hace es introduciendo una versión acerca de los eventos protagonizados por la organización que integró en su juventud. Según la revista, cuando el M-19 atacó la embajada de Israel, Gustavo Petro estaba vinculado activamente. De esta forma, el medio lo asocia por el simple hecho de hacer parte de la organización, pero no subraya y demuestra que él tomó parte en los atentados. Por ende, Semana responsabiliza tácitamente al actual presidente sin sostenerlo con alguna evidencia, en miras de enfatizar su imagen negativa: como él integró una organización calificada como terrorista, automáticamente los valores negativos que rodean esta palabra se trasladan a Petro. Así, la revista le quita autoridad.
Vale la pena destacar que Gustavo Petro es un economista, quien en sus inicios fue personero y concejal en Zipaquirá-Cundinamarca, y años después fue senador de la república y precandidato presidencial. En su juventud, participó en el M-19, una guerrilla que firmó un acuerdo de paz con el gobierno del momento. Con este bagaje, y con el apoyo de más de 11 millones de votos, Petro llegó a ser la máxima autoridad del país.
Otra forma de construir una representación tendenciosa del presidente es por medio de un conjunto de palabras. Los adjetivos ‘terrorista’ y ‘peligroso’ son empleados para detallar una imagen negativa del mandatario en directa relación con los atentados que se realizaron en la embajada de Israel en el 80 y en los que supuestamente él participó. Además, el uso de los verbos ‘atentó’, ‘militaba’ y ‘participó’ le dan un papel protagónico en los eventos previos referenciados por la nota (los atentados a la embajada de Israel). Finalmente, los sustantivos ‘guerrillero’ y ‘Petro’, al igual que ‘Gustavo Petro’, lo descalifican como máxima autoridad, porque no lo referencian como presidente. En otros términos, el empleo de estas palabras permite construir una imagen sesgada del mandatario y, con esto, una representación negativa de él: la Revista Semana opera de manera amañada, por cuanto opaca sus cualidades positivas y enfatiza –por no decir– exagera las que quiere fijar en su público lector, propiciando su desconocimiento como primera autoridad del país.
La manipulación operada por Semana en su nota de prensa enmarcada dentro de la crisis diplomática entre Colombia e Israel, revela su condición de opositora al gobierno. Los recursos discursivos empleados lo ponen en evidencia: de un lado, manipula la temática desplazando el interés alrededor de la crisis diplomática e introduciendo un referencia al pasado de Petro para juzgarlo negativamente y, con esto, descalificar su posición frente al Estado de Israel; de otro, utiliza unas palabras especiales que atacan de manera directa el cargo de presidente, además cultivan en la ciudadanía unos sentimientos encontrados al volver sobre el pasado de Colombia, enfatizando hechos violentos en los que no se comprueba una participación del presidente. De esta manera, la Revista Semana ofrece una imagen sesgada de Petro, porque él puso en entredicho el tratamiento desmedido e inhumano dado por el gobierno de Israel al pueblo palestino.